EL HOSPITAL DE SAN ANTONIO ABAD

EL HOSPITAL DE SAN ANTONIO ABAD

En lo que ahora es la calle Legión VII, colmada por el edificio de la casa de la Imprenta Moderna, por el edificio Roldán y delicadamente adornada con la presencia de la Iglesia de San Marcelo, nació la necesidad, en el siglo XI, de unir una serie de viviendas colindantes y de ampliar otras que ya habían caído en el olvido para ubicar en ese lugar el Hospital dedicado a San Marcelo. Una de las primeras hospederías y alberguerías de la ciudad y, sin duda alguna, la mayor.
En ella, los pacientes recibían los cuidados necesarios para afrontar las enfermedades a las que después haremos referencia. Con pleitesía y con devoción, los médicos, ayudados por el personal eclesiástico y auspiciados bajo la protección del santo Marcelo, consiguieron que la semilla que germinó alrededor del año 1096 perdurase hasta la modernidad, restando tan solo unos pocos días para que se cumpla el centenario de la destrucción y el derribo de lo que un día fue el Hospital de San Marcelo.
En el siglo XV, la evolución llega en forma de cambio de nombre, acogiéndose al de San Antonio Abad en relación a la gran cantidad de bienes económicos y materiales que reciben de parte de los «antonianos», convirtiéndose así en fervorosos de esta orden y dejando atrás el pasado de un santo que permanecerá aun así en la memoria de todos los leoneses pues, anexa al Hospital siempre quedarán -hasta su derribo- los restos de la primigenia Iglesia de San Marcelo y que se verán actualizados en el siglo XVI con las aportaciones del maestro Juan Ribero de Rada, visibles hasta nuestros días.

La historia de la Imprenta Moderna está dividida en 2 partes.

Tal y como se ha apuntado con anterioridad, la estructura de los edificios hospitalarios de la edad media leonesa no necesitan de una novedosa arquitectura, sino que dependen de la compra y anexión de varias casas y terrenos de un mismo lugar. En el siglo XI, aun siendo León una ciudad grande en comparación a otras del mapa geopolítico español, poseía tan solo 1.500 habitantes, focalizados en el centro de la urbe.

Las murallas romanas, que marcaban el límite de la villa, hoy son el vestigio de un pasado que se ha visto superado por el crecimiento demográfico pues, allí donde se construyó el Hospital de San Antonio Abad, reconociéndose como las afueras perpetuas de una ciudad, hoy resulta ser el punto central del casco histórico de la gran metrópoli. 

La planta del hospital San Antonio Abad ocuparía un terreno nada despreciable de más de cinco mil metros cuadrados, que simbolizaría parte de la fachada de lo que hoy en día es el edificio Roldán y que mira hacia la plaza de Santo Domingo, colindando con la Iglesia de San Marcelo. En el lado contrario, el edificio del Hospital estaría unido a la fachada neoclasicista del antiguo ayuntamiento de León, antiguamente reconocido como el Palacio de la Poridat y anexado al patio de comedias o lo que sería con el tiempo el Teatro Principal.

Según Deli Martínez, Guía del Museo de los Pueblos de León, el antiguo Hospital de San Antonio Abad  se localizaba entre un conjunto de edificios reconocibles en el ámbito leonés, como lo eran  el Mesón “el Pico” frecuentado por trajinantes y arrieros, la fonda del Noroeste, el convento de las Agustinas, la Diputación Provincial y el edificio del Pósito donde se guardaba trigo como previsión social.

La gran mole arquitectónica seguiría recorriendo Avenida Independencia hasta llegar al inicio de lo que siglos más tarde se convertirá en la calle Legión VII.

La exactitud y el detalle de la maqueta, sita en el Museo de los Pueblos de León, perteneciente al maquetista Emilio Salgado Benavides, nos ayuda a comprender las portentosas dimensiones del Hospital de San Antonio Abad y lo que hubiera significado para nuestros días.

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El origen del Hospital de San Antonio Abad

El Hospital San Antonio Abad fue testigo de muchas visitas a lo largo de su periodo de actividad, véase que se mantuvo en funcionamiento desde 1096 hasta principios del siglo pasado. Por esa razón, no son pocos los testimonios de los Cicerone callejeros, como el escritor de estas líneas; visitaron la ciudad de León, pasearon por sus calles enamorándose de sus estímulos prohibidos y repararon en la imponente fachada del Hospital San Antonio Abad.

Hemos decidido rescatar, por tanto, el de un peregrino que, en su andanza desde Francia hasta Santiago de Compostela, y a su paso por León, escribió unas líneas acerca del Hospital. La historia del peregrino, Guillaume Manier, no menos altanera y divertida que la del Hospital, nos ayuda a encuadrar a San Antonio Abad en pleno siglo XVIII. Debido a su predilecta ubicación, atraía a multitud de peregrinos que en su viaje hacían una parada para disfrutar de las delicias que le ofrecía la ciudad de León.

En el libro, publicado por el barón Bonnault d´Houët bajo el lema de «Peregrinación de un campesino picardo a Santiago de Compostela” (1890) – “Pelerinage d´un paysan picard a St Jaques de Compostelle”- afirmaba Guillaume Manier de Noyon en 1736 de su puño y letra sobre unos viajes en España e Italia realizados entre 1726 y 1727:

«Habiendo llegado a la ciudad por la gracia de Dios, no contando con dormir sino al abrigo de alguna casa, todavía demasiado feliz, sin encontrar persona. Después de caminar mucho, nos encontramos con un sacerdote, que afortunadamente era uno de los administradores del hospital Saint-Antoine, que era precisamente a quien buscábamos. Nos preguntó de dónde veníamos. Después de decirle, nos lleva a su casa, que era el hospital, que acabo de mencionar, nos ofreció a cada uno una libra de pan”.

Maqueta del Hospital de San Antonio Abado. Museo de los Pueblos. Daniel Casado 2023.
Maqueta del Hospital de San Antonio Abado. Museo de los Pueblos. Daniel Casado 2023.

León es, sin lugar a dudas, una de las ciudades más bellas por las que perderse, pero es necesario conocer su historia para comprender su presente.
Sus edificios, muestra del pasado caduco y del avance de las eras, son la partitura sobre la que el hombre compone su sinfonía histórica.
Acompáñeme, pues, a conocer las notas musicales al compás de las que bailamos los habitantes de León. Déjese seducir por sus fachadas y aprenda a mirar hacia arriba, pues en el cielo no está la respuesta, pero sí el planteamiento inicial de una bella y esclarecedora pregunta que le conducirá a un armónico aprendizaje.

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Durante sus primeros años de vida, alrededor del siglo XI, el hospital llevó el nombre de San Marcelo, profesando su culto al santo, pero en el siglo XV adoptó el nombre de la orden de los antoninos debido a la gran cantidad de bienes que estos entregaron al hospital entonces presente.
Pero, y me pregunto mientras observo la fachada modernista de la Imprenta Moderna, ¿qué ocurrió para que un hospital casi milenario como el de San Antonio Abad, que ocupaba la gran mayoría de la superficie en la que hoy viven miles de familias, cayera en el olvido y desapareciera del panorama geopolítico de la ciudad de León?
Ya en el silo XVI, los médicos de León se vieron obligados, debido a la gran cantidad de pequeños albergues en los que se cuidaban a los enfermos, escapando estos al control de los archivos, a solicitar al rey Carlos I que centralizase los ejercicios médicos y del cuidado en el Hospital San Antonio Abad, aprobándose esta petición el 1 de marzo de 1535 y convirtiéndose así en el más importante de la provincia.
Pero, y aunque solo habían transcurrido 500 años de su construcción, la población de León contaba con 4.700 habitantes, lo que convertía a la ciudad, aun habiéndose triplicado sus habitantes, en una controlable urbe que poco se había extendido extramuros.

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Según los planos firmados por Ventura Rodríguez el 20 de septiembre de 1783, apenas sesenta años después de que el peregrino Guillaume Mainer escribiera sobre el Hospital San Antonio Abad, se asegura que el Portal, o la entrada principal, se proyectaba hacia la plaza de San Marcelo, tal y como observamos en la fotografía superior de la maqueta de Emilio Salgado Benavides sita en el Museo de los Pueblos de León.
Sigamos, por lo tanto, el recorrido de entrada, encontrando la Iglesia y la Sacristía a la izquierda y la botica al lado contrario. Adentrándonos en el Hospital, encontraríamos el pasillo principal que nos dirigiría hacia los patios interiores y, entre la Iglesia de San Marcelo y la botica, existía una pequeña puerta que miraba hacia la antigua plaza de Santo Domingo. Tanto la fachada de la calle Independencia, como la colindante, que da hacia Santo Domingo, se habían edificado gracias a la reutilización del material romano de la muralla.
Este que observan ustedes es el torreón comúnmente denominado como «Almanzor» que servía de esquina o chaflán entre Independencia y Santo Domingo, otorgándole la utilidad de guardarropas para los enfermos, siendo estas apartadas de los demás internos del Hospital en caso de que alguna contuviera rastro de virus y se vieran obligados a realizar severas cuarentenas.
Posteriormente, en el Siglo XIX, el 25 de octubre de 1846, se realiza la primera de las adaptaciones a los nuevos tiempos, trayendo consigo el Teatro del Ayuntamiento, unido al Ayuntamiento en la plaza de San Marcelo y que sustituía al antiguo patio de comedias ya caído en el olvido y abandonado. Años después adoptaría el nombre de Teatro Principal.
Años después se produce el derribo de la puerta del Arco de Ánimas, lo que supone un engrandecimiento de la ciudad y una proyección hacia el futuro. Comienzan, por lo tanto, las primeras reflexiones sobre si un hospital como el de San Antonio Abad ocupa un correcto lugar en el panorama urbanístico de León.

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Incendio y declive del Hospital de San Antonio Abad

Y aunque a principios del siglo XIX el Hospital no fue víctima de ninguna remodelación ni cambio sustancial, sí que se vio rodeado por la desdicha durante el año 1864, cuando sufre un terrible incendio que destruye gran parte de su patrimonio e instalaciones, obligando a la ciudad de León y a los promotores económicos de la misma a volcar su esfuerzo en apoyar de cualquier forma el proyecto de restauración. Poco sabían entonces que al Hospital le restaban cuarenta años para ser trasladado a otro punto de la ciudad, más alejado del centro neurálgico de la misma.
Gracias a la citada ayuda, y a los impuestos recabados por la administración pública, se consiguió que, a principios del siguiente año, las obras de restauración dieran comienzo devolviendo el esplendor característico al Hospital de San Antonio Abad.
Debido a la pronta necesidad de arreglo y a la calamitosa situación en la que se hallaban muchos de los enfermos, todo ello sumado a la suculenta pero aun así escasa dote económica con la que contaban, el Hospital se restauró mediante la utilización de materiales reciclados de otros derrumbes y de casas colindantes que se anexionaron y que aportaron mayor espacio al compendio.

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El paulatino declive del Hospital de San Antonio Abad era contradictorio en relación al continuo crecimiento de la población de León, que para comienzos del siglo XX ya contaba con más de 15.000 habitantes.
No había lugar a dudas, por ende, de que el Hospital, que un día se ubicó en un lugar predilecto, junto a lo que entonces fue el punto limítrofe de la ciudad, hoy resultaba peligroso tanto para los enfermos como para los viandantes.
Este nuevo aliciente, un crecimiento demográfico exponencial, hizo que muchos de los encargados del Hospital se planteasen la posibilidad de abandonarlo.
Sigo la estela de este precioso edificio que, aunque poco tenga de esbelto y de delicado, proyecta su encanto a través de su atrayente historia. Una que te envuelve y te rodea pues, acercándonos cada vez más al presente y llegando a la orilla que separa la demolición del Hospital de San Antonio Abad y la Imprenta Moderna, veo con más claridad la importancia que reside en los mapas urbanísticos que, como vestigios del paso del tiempo, nos muestran la cara oculta de nuestro pasado.
He de continuar descubriendo qué ocurrió con el Hospital y qué propició su derribo. ¿Quiénes fueron las personas encargadas de abrir los ojos a la administración y trasladar el Hospital a su ubicación actual?
¿Qué ocurrió en 1923, cumpliéndose en el vigente año el centenario de ese momento, cuando el edificio del Hospital de San Antonio Abad desapareció del panorama leonés, propiciando el ensanche de la capital de la provincia y realizando los cambios necesarios que traerían consigo la creación de la flamante y reciente calle Legión VII y la proyección de la actual plaza de Santo Domingo?

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A principios del siglo XX, el hospital contaba con tan solo 166 camas para los más de 20.000 habitantes que la ciudad ya albergaba en su núcleo. Sumado a esta incoherencia, existía la cuestión ya citada del avance urbanístico de la zona, que colocaba al Hospital de San Antonio Abad en el centro neurálgico de la ciudad, cuando ochocientos años atrás se había comenzado a edificar en ese mismo lugar debido a que la muralla separaba el interior y el exterior de una ciudad en plena expansión

En el anterior documento gráfico estadístico se puede observar una ingente cantidad de enfermos que, debido a lo ya expuesto, el Hospital no podía gestionar en una ubicación como aquella. Por ello, en el año 1903, sin mucho éxito, comenzaron las negociaciones para trasladar el complejo a las afueras de León. No fue hasta 1904, cuando los doctores Lorenzo Mallo García y Emilio Hurtado Merino publicaron una monografía que cambiaría la historia de León. En dicho ensayo, «Frutos del Hospital de León«, Mallo y Hurtado describen la precaria situación del Hospital y critican su localización, proponiendo los altos de Nava, su actual ubicación, como una perfecta zona en la que emplazar el nuevo complejo:

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«El emplazamiento de este hospital, higiénicamente considerado, tal vez sería bueno en los tiempos de su fundación; pero hoy, es indiscutible que el edificio ocupa uno de los más impropios puntos de la ciudad, y que gracias al exquisito aseo, a la higiene y al orden que de todo género reina en su interior, es muy poca o nula la influencia que ejerce en la salud pública. Más ante el considerable desarrollo que en la actual época ha adquirido esta ciudad, en la que está triplicando el número de habitantes que tuvo en la Edad media y se aproxima a veinte mil, resulta que hoy el Hospital de San Antonio Abad casi se halla en el centro de la población«

Diez años después, se crea la comisión del nuevo Hospital, concretando así que se hará todo lo posible para propiciar el traslado del mismo a otro punto de la ciudad, atendiendo a los ruegos de los doctores y de la población. Este plano urbanístico, fechado en 1901 es, por lo tanto, el último vestigio visual del Hospital de San Antonio Abad desde las alturas.

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Demolición del Hospital de San Antonio Abad

Es en 1919, una vez se tiene constancia de que todos los enfermos existentes en el «Antiguo» Hospital de San Antonio Abad, han sido trasladados al nuevo emplazamiento, en los altos de Nava, cuando el edificio, totalmente desocupado y abandonado, es subastado.

Es entonces, tal y como se reconoce en el artículo, sale a subasta el edificio al completo del Hospital de San Antonio Abad, siendo adquirido este por Luis González Roldán el mismo 27 de enero de 1919 por un total de quinientas mil pesetas. Con una superficie de más de cinco mil metros cuadrados, Roldán encarga al arquitecto Echevarría  la construcción de un edificio modernista que corone la plaza de Santo Domingo.

Este edificio, en principio, será un conjunto de almacenes comerciales, aunque familiares directos de Roldán alteran este proyecto y lo convierten en algo diferente.

En 1923, después de adquirir Roldán el edificio al completo y cerciorarse de que la totalidad de facultativos y enfermos se hallaban ya en el Nuevo Hospital de San Antonio Abad, presenta un proyecto arquitectónico con el que pretende abrir una nueva calle, llamada Legión VII, que separará el edificio encargado a Federico de Ugalde Echevarría del edificio que será años después la casa de la Imprenta Moderna. Desaparece el recodo que se introducía en la plaza de Santo Domingo y que continuaba hasta el torreón Almanzor y la calle Ancha se alarga hasta el propio Santo Domingo, donde no encontrará impedimento arquitectónico alguno hasta su unión con Ordoño II.

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En 1922, tras comprobarse que todos los enfermos del antiguo Hospital habían abandonado el sito en lo que ahora es calle Legión VII, se procedió a la demolición del Hospital, previa presentación, por parte de Dionisia González Roldán, dueña de los terrenos, de un permiso de demolición que entregó al ayuntamiento y que este humilde escritor ha encontrado en el Archivo Municipal de León.

El 3 de julio de 1922, las hermanas Roldán piden permiso al ayuntamiento para sobrepasar los límites perimetrales del edificio del Hospital San Antonio Abad para colocar así una valla que proteja a los transeúntes de cualquier peligro ocasionado por la caída del torreón Almanzor, previendo que su derrumbe pudiera complicarse debido a su gran altura. Aprovechan –Imagen 1-  para intentar vender al ayuntamiento el lavadero referido al Hospital, pudiendo este servir como lavadero público en muy buenas condiciones económicas

No tarda ni dos días en responder el Hospital con la siguiente carta mecanografiada: «[no encuentra inconveniente esta comisión en que se conceda el permiso solicitado para el derribo y colocación de la valla creyendo que en la instancia se aducen respecto a la elevación de la torre podría autorizarse la colocación de la valla en las inmediaciones […] hasta la altura que se juzgue conveniente desde la cual no haya peligro para los transeúntes«.

Además, añaden una contestación al ofrecimiento del lavadero público, también referido en la Imagen 3:

«Respecto al ofrecimiento del lavadero, existente hoy en el edificio que se trata de derribar, encuentra esta Comisión el inconveniente de la dotación de un caudal de agua necesario para el consumo de este que a su juicio debe ser bastante abundante y no encontrarlo esta Comisión el sitio donde puede tomarse este caudal no les parecería higiénico el establecimiento de un lavadero público sin estar dotado de un caudal abundante de agua. Además, teniendo en cuenta que el lavadero que se ofrece, está dividido solamente en tres compartimentos, sería peligroso para la salud pública que en él se lavaran conjuntamente las ropas procedentes a lo mejor de enfermos que hubieran tenido enfermedades contagiosas con las de personas sanas, sin antes haberlas sometido a una desinfección previa. Por todas estas razones expuestas, cree la Comisión que no debe aceptarse dicho ofrecimiento. El permiso para el derribo y la colocación de la valla se supone concedido previo informe de la Jefatura de Obras Públicas y pago de los derechos según tarifa correspondan«.

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Casa Roldán y venta de Terrenos

El Hospital, tal y como afirma el permiso del Ayuntamiento, fue demolido durante el 1922, convirtiéndose dicha edificación en una gran explanada diáfana que pasó a estar repleta de basura y escombros. La familia Roldán, por lo tanto, encontró un problema en la logística referente a la movilización de una gran cantidad de escombros.

Pero la complicación se solucionó con ávida perspicacia. Tal como se indica en los siguientes documentos consultados en el Archivo Municipal de León, que nos sirve de fuente de innumerables historias, las hermanas González Roldán solicitan un permiso para construir una caduca línea ferroviaria que transportará los desechos producidos del derribo del Hospital hasta la calle Diagonal (calle E) y calle Burgo Nuevo, donde serán reutilizados para un nuevo edificio en construcción propiedad de la misma familia.

«Teresa González Roldán y Dionisia González Roldán, propietarias, vecinas de esta localidad y dueñas del antiguo Hospital de San Antonio Abad sito en la plazuela de San Marcelo número 2, teniendo proyectado el derribo del citado edificio de V.E. solicitan: Una autorización para tender la vía, con arreglo al plano adjunto, que partiendo de la Puerta de la calle Independencia y atravesando la carretera, llegue hasta el primer prado de la calle Santa Nonia y sirva para transportar los materiales procedentes de dicho derribo«.

Solicitud a la que en octubre se le añadió la siguiente, en la que pedían, las citadas hermanas, rellenar los cimientos de los edificios sitos en la calle Ordoño II y calle E (Diagonal), a través de la Vía de Decauville, con los escombros transportados desde la zona vallada del antiguo Hospital de San Antonio Abad.

Tal y como se afirma en el documento, el Ayuntamiento aceptó la petición con la única condición de que dejasen la calle en las mismas condiciones en las que se la habían encontrado. A continuación, se remiten los planos de ese proyecto de traslado de material de desecho desde la plaza de Santo Domingo hasta los edificios en Burgo Nuevo.

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Con el Hospital derrumbado y relegado al olvido de los leoneses, la familia González Roldán comienza parcelar los terrenos y a vendérselos a particulares en busca de un almacén dedicado a la venta, un edificio residencial o cualquier otro destino urbanístico.

En otra parte de León, Joaquín Chamorro Cadenas, dueño de una pequeña imprenta con sucursal de venta en la calle Cardiles número 5, y con un limitado taller alquilado en Cervantes número 3, se desvincula de un antiguo socio, disolviendo una empresa que habían creado y de la que se estaban nutriendo.

Maqueta del Hospital de San Antonio Abado. Museo de los Pueblos. Daniel Casado 2023.
Maqueta del Hospital de San Antonio Abado. Museo de los Pueblos. Daniel Casado 2023.

En 1926, observando el crecimiento de su empresa, Joaquín Chamorro Cadenas, junto a su esposa, Eleuteria Gutiérrez Datas, adquieren una de las parcelas que doña Dionisia González Roldán pone a la venta, pudiéndose contemplar esta acción en los siguientes documentos catastrales en los que se valora el terreno y se pone en manifiesto el interés de Joaquín Chamorro en la compra de esta parcela.

Años después, ese germen que supuso la caída y el derrumbe del Hospital San Antonio Abad, se convertiría en una ambición expansiva de Joaquín Chamorro Cadenas, deseando elevar su negocio al olimpo de las artes gráficas. Joaquín Chamorro continuó trabajando en el taller de Cervantes 3 hasta la construcción del edificio actual de la Imprenta Moderna.

Hospital desde Ordoño II. León Antiguo
Hospital y Torreón Almanzor. León Antiguo

El Edificio Roldán se construye en cuestión de dos años irguiéndose como un balaustre de la plaza de Santo Domingo, representativo de nuestro tiempo y como eterno vestigio de lo que un día fue el Hospital de San Antonio Abad.
¿Habéis observado el derribo del Hospital de San Antonio Abad?
En este plano arquitectónico podréis deleitaros con la planta actual y la anterior, con el Hospital representado por la línea de puntos.

Plano del Mapa del Hospital. Archivo municipal de León. Daniel Casado. 2023
Plano del Mapa del Hospital. Archivo municipal de León. Daniel Casado. 2023

La historia de la Imprenta Moderna está dividida en 2 partes.

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