HOSPITAL DE NUESTRA SEÑORA DE REGLA
El hospital de Regla
Quizás, paseando por este incógnito León, se hayan topado ustedes con muchos secretos que han desatado su curiosidad. Acercándonos al acervo popular y cultural de León, este Cicerone ha recorrido las avenidas más céntricas de nuestra ciudad, y alguna también en el extrarradio como se verá en posteriores artículos, para desgranar la indómita historia de nuestro querido León.
Mis pasos me han conducido hoy hasta la calle de las Cien Doncellas, un recodo por muchos conocido gracias a la tradición festiva de San Froilán y la costumbre de las Cantaderas. Para aquellos que aún no estén familiarizados con el trazado de esta calle o su historia; les encomiendo la ardua tarea que relega a la paciencia a un segundo plano, esperando tan solo dos días, a que mi compañero, este Cicerone tan querido, nos traslade al siglo X para conocer la leyenda del sacrificio de las Cien Doncellas, acto que da nombre a esta calle.


Mientras tanto, el amante de nuestra arquitectura, que siempre hace gala de un desconocimiento absoluto de términos de este campo de las ciencias, se acerca a un edificio magnífico que se yergue sobre un pedazo de la muralla romana destruido exprofeso para levantar el Hospital de Nuestra Señora de Regla.
La historia comienza en el siglo XVII, y no precisamente en la ciudad de León, sino en uno de sus parajes más bellos, el municipio de Valderrueda, y más concretamente en el pueblo de Renedo de Valdetuéjar, donde se instalaron los nobles más ínclitos de la zona, los Prado, construyendo el abigarrado Palacio de Renedo de Valdetuéjar, ya conocido por todos los lectores.


Allí se dice que, lleno de riquezas, el Palacio fue saqueado por los franceses durante su incursión en España en 1808, perdiendo gran parte de su esplendor. Pero no terminó ahí el calvario que sufrió el Palacio de Renedo, pues hubieron de pasar cien años hasta que el Obispo Almarcha decidiera, gracias también al apoyo municipal, extirpar la fachada del sitio de recreo de los Prado y trasladarlo piedra a piedra a la ciudad de León.
Nos recuerda este episodio a otros dos bien conocidos en la Historia. Uno de ellos, trata sobre el vasto Coliseo Romano de la capital italiana, donde los bárbaros, a su llegada a Roma, extrajeron las partes de los recubrimientos de cobre que unían las grandes piedras, para luego, ser la familia de los Barberini, en el siglo XIX, quienes utilizasen los restos del Coliseo en su propio beneficio, construyendo su mansión con ellas, y dando origen a la frase: “Lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini”.
Otro momento rescatado en el tiempo, prácticamente coetáneo al traslado de los restos del Palacio de Renedo, fue la construcción de la Iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva, utilizando el frontispicio del Monasterio de San Pedro de Eslonza para levantar tan ilustre y humilde catedral en el barrio de Renueva.


Volviendo al Hospital de Regla, este fue proyectado por el ansia expansionista de nuestro más insigne obispo. Ya saben que Obispo solo hay uno; el resto son obispillos, tal y como dice el refrán epicórico. Es decir: el Obispo Luis Almarcha.
La historia del Palacio de Renedo ValdeTuéjar fue en declive desde principios del siglo XX, tiendo entre sus dueños a magníficos diletantes que pretendían devolverle la gloria o, utilizar sus restos para levantar un palacio aún mayor. A la vista está que no lo consiguieron, y en 1963, los dueños cedieron sus derechos sobre el inmueble al Estado. Fue iniciativa de nuestro citado Obispo Almarcha rescatar tan preciada fachada, pero son la ayuda del ideólogo y gran arquitecto Juan Torbado, quien en 1964, presentó el proyecto de la nueva Obra Hospitalaria de Nuestra Señora de Regla.
Apoyaron también el proyecto figuras como Andrés Seoane, el famoso cantero que salvaría años después a la Catedral de León de su final más aciago, añadiendo este ideas como las columnas toscanas y el escudo del León Rampante; también añadió la corona florada.


Pero caminando, en este frío cuasi invernal que ya azota a León, me topo, tras revisar la estructura de este maravilloso edificio, con un detalle en su fachada más próxima a la catedral, que puede haber pasado desapercibido para el paseante rutinario, pero que en mí despierta un claro sentimiento de curiosidad, que pretendo resolver, con la ayuda de nuestro Cicerone.
¿Qué es esta composición formada por un hombre y una mujer? ¿Qué significa este jarrón, ubicado en el centro de la pareja? Y lo más importante, ¿sabrían decirme dónde han visto este cuerpo escultórico antes? ¿Cuál fue su anterior localización?
Esperen, tan solo dos días, para conocer la historia de la calle de las Cien Doncellas, y el origen de este relieve que decora el Hospital de Nuestra Señora de Regla, pues su verdad les dejará atónitos.
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