FUNDACIÓN FERNÁNDEZ PEÑA

Casa de la Fundación Fernández Peña

Uno ha podido caminar en mil y una ocasiones por la avenida Ordoño II y pasar por alto una pequeña villa; una estrecha, pero alargada mansión que descansa a la vera del famoso edificio de ocho plantas del arquitecto Sáenz de Miera. Su fachada, de apenas dos alturas, llama la atención por sus detalles y por su cuidada estética, pero quizás pocos han reparado en la importancia de su historia y del contexto que la rodea. Todo empieza en el centro de León. Al principio del siglo XX, con un tándem formado por la familia Fernández-Peña, protagonista de nuestro relato de hoy.

Resulta que esta familia, descendencia directa de la familia Botinás, impulsora del Palacio de Botines, se estableció en el palacio a finales del siglo XIX. Nos acerca el destino a conocer partes de la historia, topándonos con los protagonistas primigenios de esta, Joan Homs i Botinás y Rosa Homs i Botinás, empresarios de la ciudad condal que acuden a León a desarrollar sus negocios varios años atrás. Esta fracción de nuestro León antiguo se desgrana con precisión y profundidad en el recomendable libro de Javier Garnica Cortezo, La Casa de las Cuatro Torres, y a la que, con suerte, nos referiremos en posteriores ocasiones.

Como ve el lector, por aquella época, aú        n cuando el Hospital de San Antonio Abad se levantaba sobre el panorama leonés, y donde la Casa Botines y la Catedral eran los baluartes de nuestro horizonte, Ordoño II, conocido también como paseo de las Negrillas o de las Moreras, apenas poseía una decena de edificios que se asomasen a la transitada avenida. La dinámica arquitectónica era sencilla y poco llamativa; edificios con menos de tres pisos, a excepción de los ya desaparecidos palacetes, como el de Paco Sanz, vendido al Banco de España en 1946, o el bien conocido como el de Alfageme, que se alejaban de la humilde fisonomía de la calle que hoy entendemos como principal en León.

Before After

Se desconocen las causas, pero a principios de los años veinte, la familia Fernández Peña abandona el Palacio Botines para conquistar nuevos horizontes arquitectónicos.

Una sobrina de Joan Homs i Botinás, Teresa Riu, se casa con un amigo de la familia, Simón Fernández Fernández, de cuyo enlace surgen siete hijos. Solo dos sobreviven a la cruda enfermedad infantil y a diferentes complicaciones. Uno de ellos, José Fernández se enamora de Paz Peña y el matrimonio engendra a tres hijos. Dos mujeres, Teresa y María de la Paz, a la que conoceremos como Paz, y un varón, del que poco o casi nada sabemos más que emigró a Madrid y se separó de la familia.

El amor que sentía este padre hacia sus hijas provocó uno de los actos sentimentales más pretéritos de los que se puedan llegar a imaginar pues encargó, en una parcela de su propiedad, al famoso arquitecto Torbado, la construcción de dos casas gemelas al comienzo de la Avenida de Ordoño II en las que vivirían, de manera independiente, tanto Teresa como Paz.

Ordoño II. Mediados del siglo XX. León Antiguo
Vista aérea de Ordoño II. León Antiguo

Para el curioso lector, cedo los planos encontrados en el Archivo Municipal que con gran amabilidad siempre halla Magín para nuestro deleite. Su disposición nos ayuda a comprender el atractivo de la casa y la gran utilidad que las dos hermanas dieron a la edificación. Pero ha de matizar este asombrado escritor que las propiedades de la familia Fernández Peña se contaban por decenas, poseyendo también el número 12 y 14 de la Avenida Ordoño II, muchas otras viviendas de la misma calle y terrenos en la zona de San Claudio, con los que Paz, con su característico altruismo y su humildad, consiguió dibujar en el mapa de León un importante barrio residencial que circunda la parroquia de San Claudio, cuya construcción también fue impulsada por ella.

Las casas, que contaban con dos pisos y con varias estancias, sirvieron como vivienda durante muchos años, consiguiendo que en ellas se resguardasen preciadas obras culturales que Paz guarecía del paso del tiempo, como antiguos Bargueños, o grabados realizados sobre los dibujos que cualquier paseante puede encontrar en la Parroquia de San Claudio.

Tal fue la devoción de Paz, dueña del número 5 de la Avenida Ordoño II, que cedió los terrenos al Obispo Almarcha y, en la cesión de los mismos, ante un notario de renombre, tan solo pidió a cambio de su portentosa donación que pudiera, una vez hubiera esta mujer abandonado el mundo de los vivos, descansar en la cripta que ella había ayudado a levantar.

Pero…. ¿qué ocurrió? —se estará preguntando el enfático lector de estas líneas—, si ahora camino por Ordoño II y tan solo soy capaz de observar una de las viviendas hermanas. ¿Qué le sucedió a la otra y dónde se hallaba? Quizás las palabras, que han sido guiadas por el eterno fluir del tiempo, han dejado poso en usted, y yo comparto su entusiasmo, pues me hallaba igual de furibundo y exacerbado al entender que habíamos perdido la oportunidad, como leoneses, de contemplar una maravillosa visión. Una inusitada experiencia personal, social e histórica al ver ambas casas unidas, cual hermanas gemelas inseparables, en el plantel urbanístico de una ciudad que no puede llegar a ser más bella.

Before After

Se ha enamorado ya usted, amigo lector o lectora, de la maravillosa historia que rodea a la Casa de la Fundación Fernández Peña? Permítame que le ponga en contexto. La familia Fernández Peña vivía, a principios del siglo XX en la parte baja del Palacio de Botines, diseñado por Gaudí, un auténtico símbolo del modernismo en España. Pero al llegar los dulces años veinte, optaron por la construcción de varias viviendas que pudieran vender, alquilar, o regalar a sus hijos. Este fue el caso de las Casas Gemelas de Fernández Peña, sitas en Ordoño II nº3 y nº5 respectivamente. El padre regaló una casa a cada hermana, dejando ver parte de su vida privada al mundo, y haciéndonos comprender el aprecio que sentía hacia ellas. Pero, después de su construcción, en 1926, ¿qué ocurrió con las casas y por qué, casi cien años después, una de ellas sigue en pie, tal y como lucía el primer día, y otra ha desaparecido del plantel arquitectónico de León?

Planos de la Casa Fernández Peña. Archivo Municipal de León. Daniel Casado 2023.
Planos de la Casa Fernández Peña. Archivo Municipal de León. Daniel Casado 2023.

Por fin, después de más de cincuenta años, el intrépido escritor ha conseguido, indagando en los archivos privados y públicos de la ciudad, dar con varias fotografías que dan fe al lector de la existencia de estas construcciones. Desde un costado de la plaza de Santo Domingo, pueden observar la silueta de las Casas Gemelas, ambas unidas por un vínculo más fuerte que el ladrillo y que tan solo el tiempo podría separar.

En esta otra fotografía, también víctima de un terrible ángulo que no nos permite apreciar las casas en su máximo apogeo, pero sin quejarnos en demasía, pues somos conscientes de la suerte que tenemos al haber dado con tal tesoro, se puede observar la Casa Ciriaco, siempre frente a las Casas Gemelas y testigo providencial de los hechos descritos. El Roldán, también impertérrito e inconmensurable en cuanto a su altura y planta, observa, desde las alturas, cómo afecta el paso de los años al atractivo cultural y comercial de las casas.

Las Casas Gemelas superaron la guerra y la posguerra, por supuesto, pero muy pocas fotografías sobrevivieron al devenir del tiempo, que tan solo ha traído consigo rumores y detalles inconexos sobre el verdadero desenlace de la Casa Gemela del número 3, ahora desaparecida.

Después de la Guerra Civil española, Paz Fernández Peña, que por aquel entonces vivía en mitad de Ordoño II, se vio obligada a abandonar su domicilio a la fuerza, siendo víctima de un embargo temporal. En su casa viviría, durante los siguientes meses, un mandatario civil del que se desconoce su identidad. La desaparición de la casa, por lo tanto, debió de ocurrir varios años después, más cerca de los sesenta y setenta, cuando Teresa, hermana de Paz y dueña de una de las Casas Gemelas, decidió vender el terreno, pues su valor comercial había llamado la atención de varias inmobiliarias, y se proyectó uno de esos conocidos rascacielos de León que contrasta con el entorno en el que se encuentra.

Ordoño II y las casas de Fernández Peña
Planos de la Casa Fernández Peña. Archivo Municipal de León. Daniel Casado 2023.

Paz Fernández Peña fallece en 1978, con ochenta y seis años y, tras su marcha, se promueven varias iniciativas culturales y sociales que tenían como intención primaria ayudar a los niños con algún tipo de problema físico. Como ve el entusiasmado lector, Paz era una mujer muy altruista y empática pues dedicó su vida a prestar auxilio a los más necesitados. Incluso tras su desaparición, lo que remane de ella, la ilusión y la implicación ha permitido que el proyecto cuente con más apoyos y que estos lleguen, con eficacia y con el aprecio que manaba de Paz, a los que precisan de algún tipo de ayuda. Pero, no se impaciente el lector, pues se le han prometido una serie de particulares curiosidades que han de verse publicadas y compartidas, saciando la sed del mismo y hallando en el siguiente punto las respuestas a las incógnitas planteadas.

Ordoño II desde la Casa Ciriaco. Daniel Casado 2023.
Las casas gemelas de Fernández Peña desde la Plaza de Santo Domingo

Esta casa, la de la Fundación Fernández Peña, sita en Ordoño II nº5, se ha convertido en una Fiel de Fechos leal y diligente, que ha contemplado el paso del tiempo y la proliferación de los acontecimientos más fortuitos, desde la visita de los reyes de España, como fue en su momento la de Alfonso XIII, o la de Primo de Rivera, incluso las marchas a favor de Franco y la despedida de la Legión Cóndor. Prueba de este hecho es la transición que hoy les ofrezco, asomado al mismo balcón al que hace más de cincuenta años otro intrépido fotógrafo se asomó para tomar esta instantánea.

Quizás lo más curioso de esta edificación sea su piso superior. Paz poseía, en el patio interior trasero, un pequeño huerto en el que plantaba todo tipo de plantas y que le servía de fuente autosuficiente de alimento durante el tiempo que disfrutaba de su estancia allí. Pero también disponía de animales, lo cual quizás tampoco fuera demasiado extraño a las afueras de la ciudad, en las caballerizas, o en las cochiqueras dedicadas a la ganadería, pero sí que llaman la atención del escritor pues, al recibir de Perto de Lucio esta primicia, me hallo perplejo e incrédulo. Pero mis dudas se disipan al conducirme mi entrevistado por las ascendentes escaleras que nos encauzan hacia el piso de arriba. Allí, apartados de las viviendas, descansan dos pequeñas habitaciones o cuadras en las que Paz dejaba secar los chorizos y los salchichones y donde guardaba la leña que luego utilizaría para calentar la casa.

Las casas gemelas de Fernández Peña desde la Plaza de Santo Domingo. León Antiguo
Ordoño II y las casas de Fernández Peña

El piso intermedio no se queda atrás en cuanto a su interés, pues después de casi cien años, ha recuperado el esplendor del que un día hizo gala. Nos cuenta Perto que, al llegar por primera vez a la fundación, las paredes, las escaleras, las estancias, poseían una tonalidad apagada y avejentada, ya que durante muchos años Paz había vivido con austeridad y con limitaciones ascéticas. La luz, parte fundamental del despacho en el que ahora me encuentro, se echaba de menos años ha, y la pintura, que antes parecía aceitosa y triste, hoy luce un bello y alegre color corporativo, en relación a la gama cromática de la fundación.

En su interior, el parqué original aún se conserva y las paredes, repletas de recuerdos, nos enseñan que la vida que ha fluido por sus ladrillos da fe de la importancia de aquella Casa. Desde Bargueños centenarios, hasta un importante grabado textil, dedicado a Catalina Riu por su tío carnal, Juan Homs i Botinás.

Su legado es y será eterno, y Perto ayuda a que así sea, manteniendo esta responsabilidad y consiguiendo elevar a la fundación a límites de los que la familia se sentiría orgullosa. Gracias a su trabajo, y al legado de Paz y de Urbano González Santos (1914-2011), presidente de la fundación, esta puede seguir ayudando a los más necesitados y ofreciendo auxilio a aquellos con más dificultades, manteniendo así la memoria de esta familia en el lugar que se merecen.  

Tanto es así que, en 2018, el corredor inaugurado entre la Avenida de Ordoño II y San Agustín, lleva su nombre y el de su fundación, haciéndonos comprender la importancia de sus acciones. Como dato curioso y del que nos alegramos con sinceridad, Paz consiguió ser enterrada en la cripta de la Parroquia de San Claudio, cumpliendo esta el último deseo de una mujer que dio su vida por los más necesitados.

Me despido de Ordoño II no sin antes pasar por delante de la Fundación Fernández Peña, guiñando un ojo una vez llego a su altura e imaginándome, que una vez vuelva a abrir mi párpado, la magia romántica se instaurará y se proyectará sobre la fachada del edificio existente una casa que dejó ya hace tiempo de existir, para volver a disfrutar de la visión de ambas Gemelas.

Saludo a Perto, que se asoma desde el balcón del primer piso, y dirijo mi mirada hacia el superior, desde donde también se despiden de mí los cuatro integrantes conocidos de la Familia Fernández Peña; José Fernández, el padre, Paz Peña, la madre, Teresa y Paz Fernández que, con su aportación, han conseguido cambiar la vida de miles de personas, entre las que me incluyo.

Nota Legal: El contenido presente en esta página web es de autoría de Daniel Casado Berrocal. Los artículos originales y algunas fotografías fueron inicialmente publicados en las plataformas Leonoticias.com y El Norte de Castilla. Las imágenes anteriores a 2023 pertenecen al archivo y página web leonantiguo.es, mientras que las imágenes posteriores son propiedad de Daniel Casado Berrocal y se utilizan en esta página sin ánimo de lucro, en cumplimiento con las normativas legales vigentes. Para cualquier inconveniente o reclamación, se ruega ponerse en contacto con nosotros a fin de resolver la situación de manera adecuada