EL PALACIO SECRETO DE LEÓN: ENRIQUE II
El Palacio Real de Enrique II
Bienvenidos, mis apreciados lectores, a esta detallada inmersión en la historia del Palacio Real de Enrique II en la ciudad de León. Pocas veces se ha intentado reunir en un solo texto una reconstrucción tan minuciosa de este enclave histórico, con referencias a sus dimensiones, sus usos a lo largo de los siglos y su contexto en la evolución de la urbe leonesa.
Es justo reconocer que este Cicerone no ha descubierto nada nuevo, sino que recoge el arduo trabajo de investigadores cuyo esfuerzo merece todo el reconocimiento. La dificultad de acceder a un compendio que abarque, en un solo documento, la historia completa de este palacio hace necesaria esta recopilación, para que el lector curioso disponga de una guía rigurosa y bien fundamentada. ¡Comencemos!
La historia del Palacio Real está dividida en 2 partes
Lo primero es situar el espacio descrito, para comprender las dimensiones de la construcción en su tiempo de esplendor. El Palacio Real de León, también conocido como Palacio Mudéjar, fue una de esas imponentes edificaciones que, por desgracia, el paso del tiempo nos ha arrebatado. No cabe atribuir responsabilidades a nuestros antepasados, pues cuando ellos lo heredaron ya se encontraba en un estado de deterioro irreversible, hasta el punto de ser reconvertido en cuartel y en fábrica.
Como puede observarse en antiguas cartografías, el Palacio abarcaba una superficie considerable, extendiéndose desde el palacio de Torreblanca, cruzando la Rúa y la actual avenida de Independencia, hasta alcanzar el convento de las Concepcionistas. Hoy en día, nada queda de su estructura original, y hasta la traza urbana ha cambiado radicalmente, como se puede comprobar en los mapas comparativos.


El solar donde hoy se levanta el Hotel Emperador tuvo en su día un vínculo con los restos del palacio, pues allí se instaló la fábrica de hilaturas fundada por Fernando VI, ya fuera del recinto amurallado medieval levantado por Alfonso XI.
Los estudiosos que han profundizado en la historia del Palacio Real de León merecen nuestro reconocimiento. Entre ellos destacan María Dolores Campos Sánchez-Bordona y Javier Pérez Gil, quienes han plasmado en una extensa obra la documentación relativa a esta residencia regia. Para quienes deseen conocer más detalles, su libro es una referencia indispensable.


En León han existido tres grandes palacios de renombre internacional. El primero de ellos, el de Ramiro II, formaba parte del conjunto monástico de Palat del Rey, erigido en honor a Elvira Ramírez, hija del monarca. Construido en el siglo X, antes de que se levantasen las murallas medievales, se encontraba en el corazón de la ciudad. No obstante, sus dimensiones no podían rivalizar con las del Palacio Real de Enrique II, edificado en 1371, tras la consolidación de las cercas defensivas.
Este majestuoso edificio se erigió con la intención de ofrecer un espacio digno para monarcas y nobles de paso por León con fines diplomáticos. Pero, ¿quién era Enrique II y qué lo llevó a construir un Palacio Mudéjar en una posición estratégica dentro del León medieval?


Enrique II, hijo de Alfonso XI, reinó en León entre 1369 y 1379, inaugurando la dinastía Trastámara tras vencer a su hermano, Pedro I. Este último, conocido por su tiranía, había llevado a la ciudad a una situación insostenible, lo que pudo haber motivado la construcción del Palacio Real como símbolo de una monarquía renovada y respetable.
Las crónicas de la época relatan episodios que parecen extraídos de una tragedia medieval. Pedro I era tan temido que su prometida, Blanca de Borbón, se negó a asistir a su propio casamiento. Enrique II, testigo de estos hechos, encontró en la debilidad de su hermano la oportunidad para consolidar su ascenso. Avanzando desde Calahorra hasta Briviesca, reunió apoyos y, según documentos de la Real Academia de la Historia, fue considerado un «tirano malo enemigo de Dios y de su Santa Madre Iglesia».
Las disputas dinásticas se intensificaron con la difusión de un rumor: se decía que Pedro I no era hijo de Alfonso XI y María de Portugal, sino de un judío al que habían sustituido al nacer. Aunque esta acusación carecía de base, Enrique II aprovechó el antijudaísmo para consolidar su poder, decretando severas medidas contra las juderías de Burgos y Toledo.


De Enrique II se ha dicho que fue un príncipe notable, de gran prudencia y valor, que conquistó el reino con firmeza y supo ganarse la lealtad de sus súbditos, como si lo hubiese heredado por derecho propio.
Pero volvamos al Palacio Real, que alcanzó su esplendor en los siglos XIV y XV, albergando a altos dignatarios del reino. Construido en adobe y tierra, con algunos elementos de piedra, su fragilidad no le permitió resistir el paso del tiempo.


En 1560, el Palacio se transformó en la Aduana de León, conocida también como Puerto Seco, y posteriormente en pósito o alhóndiga. Muchas de sus estructuras anexas, como caballerizas y almacenes, dieron paso a edificios modernos, como el actual Museo de León o Pallarés.
Ahora bien, ¿qué fue del Palacio Real en los siglos posteriores? ¿Qué personajes ilustres pernoctaron en él? Y sobre todo, ¿cuáles fueron los acontecimientos que sucedieron en sus inmediaciones?


Uno de los episodios que sin duda llamaría la atención de nuestros contemporáneos es que en la calle General Lafuente, a los pies del Palacio, se celebraban corridas de toros, un espectáculo que ya por entonces generaba controversia.
Este Cicerone les invita a continuar el recorrido por la historia del Palacio Real de Enrique II en el próximo artículo, donde desvelaremos los últimos misterios de este enclave histórico perdido en el tiempo.
La historia del Palacio Real está dividida en 2 partes
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